sábado, 21 de agosto de 2010

EL DAVID

El David es una escultura de mármol blanco de 5.17m de altura realizada por Miguel Ángel Buonarroti entre 1505 y 1504. El David es una de las obras maestras del Renacimiento según la mayoría de los historiadores y una de las esculturas más famosas y me preferida. Para llegar al David, Miguel Angel hizo bocetos y esculpió con cincel, pero no hizo modelo de yeso a escala real. Miguel creía que cada bloque tenía su alma y él dijo: " Yo quito lo que sobra, la escultura ya está ahí". Las fracturas y fallas del bloque encaminaron a la escultura final. Otro dato curioso del David es que no corresponde a las proporciones clásicas.

martes, 3 de agosto de 2010

EL ARTE DEL CAMUFLAJE


Apariencia, es la clave para el camuflaje. El mimetismo o camuflaje es la capacidad que tienen algunos seres vivos para pasar desapercibidos, por medio de la coloración o del aspecto de su cuerpo, imitando el aspecto de algún objeto inamimado del entorno que le rodea.


ARTE CON RAYOS X


Los rayos X sirven para algo más que explorar nuestras entrañas. El fotógrafo Nick Veasey lleva años utilizando esta tecnología de imagen médica para crear imágenes espectaculares, la mayoría con fines publicitarios. Una de las más sorprendentes es ésta del Boening 777 en un hangar del aeropuerto Logan, en Boston. Según cuenta el autor en su portafolio para conseguirla tuvo que combinar 500 imagenes de rayos X de elementos individuales en un largo y complicado proceso.

FOTOGRAFÍA CIENTÍFICA


Kevin Van Aelst, un neoyorkino que utiliza objetos y alimentos para hacer fotografías en las que abundan los contenidos científicos. Entre sus creaciones más divertidas se incluye un corazón recipen salido del ropero, una tabla periódica con ositos de goma, una huella dactilar con botanas, clasificación de los tipos de nubes en tazas de café, entre muchas otras imágenes.

PINTURA SUBMARINA


André Laban, miembro de la tripulación del Calypso junto al mítico Cousteau, hace más de 40 años que comenzó a pintar paisajes submarinos. Desde entonces se ha sumergido en las aguas de medio mundo para retratar el desconocido paisaje que se esconde en el fondo del mar. Su técnica es todo un reto. André Laban nació en Marsella en 1928. Participó durante 21 años a bordo del barco Calypso, en las numerosas aventuras marineras que les llevaron por todos los océanos de la Tierra. Su pasión por el mar y el arte le llevaron a fundir ambas aficiones, de manera que en 1966 se convirtió en uno de los pioneros de un nuevo campo artístico: la pintura submarina. Para dar pinceladas bajo las aguas Laban utiliza la técnica de la pintura al óleo. Su único truco está en la tela, la cual recubre con grasas especiales para impermeabilizarla. Ya dentro del agua, usa una espátula para trazar sus paisajes a través de óleo con plomo para evitar que suba a la superficie. Varios kilos de plomo es lo que necesita Laban para que sus caballetes no floten. Los apoya sobre la arena o sobre una roca y empieza su labor. El pintor dice que para encontrar la suficiente luz hay que trabajar entre 15 y 20 metros de profundidad. Sus paisajes subacuáticos se han expuesto en distintos puntos del planeta. Y aunque no es el único, son muy pocos los artistas que como él encuentran la inspiración en las profundidades del planeta.

SFUMATO


La enigmática sonrisa de la Mona Lisa tiene hoy algo menos de misterio, pues según muestra un estudio, fue creada mediante una técnica pictórica que hace creer al ojo humano que la expresión retratada está cambiando.

Según el estudio elaborado por un grupo de neurólogos austríacos, el análisis de la obra maestra muestra que la cara de la Gioconda parece cambiar en función del punto en el que fijemos la vista. De este modo, si sus ojos son mirados fijamente parece que esboza una risa sutil, pero si el visitante fija su mirada en la boca, entonces la risa desaparece.

El profesor Florian Hutzler, experto en Psicología del Centro de Investigación de Neurocognitiva de Salzburgo, cree que Leonardo da Vinci usó técnicas inteligentes para engañar al espectador, que la Mona Lisa tiene una sonrisa oculta. El profesor concluye afirmando que: la expresión de Mona Lisa cambia en función del punto del cuadro en el que fijemos nuestra vista. Según este nuevo estudio sobre la obra de Leonardo Da Vinci publicado en Psychological Science, el artista del Renacimiento pudo llevar a cabo esta ilusión visual gracias a la técnica sfumato, en la que las capas de pintura se añaden unas encima de otras para generar cambios sutiles al reflejar la luz.